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En la
Antigua Roma la esperanza de vida promediaba los 28 años. Sin embargo, con los
avances de la medicina y la higiene, principalmente generalizados a inicios del
siglo XX, las expectativas de vivir mucho más tiempo se convirtieron en una
realidad, y aquí las mujeres sacaron una ventaja, pues en un promedio global
subsisten más que los hombres. De hecho, en el caso de Latinoamérica en
particular, esa superioridad es de alrededor de 6 años.
¿Por qué
sucede esto?
Como la
gran mayoría de las cosas que ocurren en nuestra vida, esto también se debe a
cuestiones multifactoriales, entre las que se pueden destacar:
La
altura: diversos
estudios concluyen que a mayor altura, menor esperanza de vida. En promedio,
las mujeres son 10 centímetros más bajas que los hombres, y aunque no parezca
una gran diferencia, parecería ser lo suficientemente relevante a la hora de
vivir mayor cantidad de tiempo.
Los
estrógenos: esta
destacada hormona femenina influye en el metabolismo de grasas y colesterol,
protegiendo las arterias y ayudando a combatir las enfermedades cardiacas.
Genética: las mujeres tienen cromosomas XX
y los hombres, XY, lo que podría ser una debilidad en los varones dado que una
alteración muy frecuente es la pérdida del cromosoma Y en los glóbulos blancos,
hecho que influiría negativamente en la expectativa de vida, aumentando el
riesgo de padecer cáncer.
Telómeros: son los extremos de los
cromosomas, cuya principal funcional es la de brindar protección estructural.
Su desgaste desencadena una inestabilidad en el ciclo de la célula, impidiendo
la duplicación y activando el proceso de apoptosis (muerte programada de la
célula). La apoptosis insuficiente o excesiva se encuentra relacionada con
múltiples tipos de enfermedades, desde autoinmunes a degenerativas. Las mujeres
poseen telómeros más largos, por lo cual los cromosomas tienen mayor protección
y estabilidad.
Sistema
inmunológico: a medida
que envejecemos nuestra capacidad de respuesta ante las enfermedades disminuye,
principalmente por el descenso de los glóbulos blancos del tipo linfocitos T
(encargados de protegernos de las infecciones) y B (productores de
anticuerpos). Esta merma se da con mayor velocidad en los hombres.
Estilo de vida: sumado a todos los factores mencionados
anteriormente, en promedio, las mujeres llevan un estilo más saludable que los
hombres, quienes consumen más alcohol, se alimentan de comida más grasosa, son
más sedentarios y visitan con menor regularidad al médico.