martes, 4 de junio de 2013

REFLEXIÓN

Preguntas:
¿Se puede demostrar la existencia de Dios a partir del deseo de Dios que tiene el hombre? ¿Es la fe cristiana una opción privada de razones, un salto al vacío? ¿Qué podemos responder a los ateos y agnósticos que nos piden una justificación de nuestra opción de fe?
Respuesta:
Preguntas difíciles y siempre actuales, las que me plantean abundantemente estos días. Para responderlas adecuadamente se precisaría un tratado de teología fundamental. Vamos a intentar abordarlas en el limitado espacio de que disponemos. Yo creo que la pregunta sobre Dios hay que situarla en su contexto adecuado. No es una pregunta ociosa, para pasar el rato y seguir como si nada. La pregunta sobre Dios adquiere su densidad y sentido cuando se plantea en el contexto de la pregunta sobre el sentido de la vida, de mi vida. Es evidente que la cuestión del sentido nos concierne enormemente: ¿Vale la pena nuestra vida, nuestros esfuerzos, nuestros amores y sacrificios, o todo es en vano? La respuesta que damos a esta pregunta condiciona nuestra vida en su totalidad. Entonces vemos que la pregunta sobre Dios y su respuesta nos conciernen enormemente. En palabras de G. Marcel: hay que plantear a Dios como “misterio” que nos envuelve y no como “problema” al margen de nuestra existencia.
Desde aquí podemos decir que el hombre necesita de un sentido para vivir, para luchar, para sufrir y para morir. En su actuar, el hombre da por supuesto que este sentido existe, pues si creyéramos que no hay un sentido último que sustente los sentidos parciales de cuanto emprendemos, no valdría la pena esforzarse por nada. ¿No sería trágico pensar que, a fin de cuentas, tanto da ser una buena persona como un redomado criminal? La opción más natural de la acción y del corazón es optar por Dios.
Ahora bien, hay que decir que es evidente que de la existencia del deseo de Dios (indudable en la conciencia humana) no se deduce la existencia de Dios, de la experiencia de la sed no se deduce la existencia del agua.
Santo Tomás decía que el deseo de la naturaleza no puede ser absurdo
.
Esto hay que tenerlo en cuenta para no decir que el hombre es una “pasión inútil”, es decir, un esfuerzo sin sentido. Vivir así sólo conduciría a la tragedia, al suicidio, al cinismo más perverso, o a una existencia incoherente y de una tremenda superficialidad. La fe católica enseña que la razón humana puede conocer con certeza la existencia de Dios. Es cierto que muchos incrédulos no aceptan que se puedan dar pruebas de la existencia de Dios, pero esto se debe, no a que no existan estas pruebas, sino a su incapacidad en un momento dado para verlas o aceptarlas.

1 comentario:

  1. ASPECTO POSITIVO:

    Lo más importante de este artículo es que nos permite recordar que dios se nos manifiesta de mucha maneras y formas que tal vez por dedicarnos a otros asuntos mezquinos lo dejamos de lado, es decir, no está dios en su gran manifestación como una flor, como el infinito que apreciamos en la noche, como la perfección de cada día para toda la humanidad, en nuestro semejante y nuestra existencia misma, si esto no explica la existencia de dios entonces no se que decir.

    ASPECTO NEGATIVO:

    Lo negativo es que el hombre se dedica a explorar otros extremos y se queda en ellos dando como explicación algo de lo cual el mismo no se da por satisfecho.

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